La deuda pública es un indicador crucial de la salud económica de un país, ya que representa el dinero que los gobiernos deben a acreedores internos y externos. Aunque una cierta cantidad de deuda puede ser una herramienta útil para financiar el desarrollo y enfrentar emergencias económicas, niveles excesivamente altos pueden convertirse en un lastre significativo para la estabilidad financiera y el crecimiento a largo plazo.

Los países con más deuda pública suelen tener una combinación de factores que contribuyen a esta situación, como políticas fiscales expansivas, altas necesidades de gasto público, o dificultades para generar ingresos a través de impuestos. En algunos casos, estas deudas se incrementan debido a crisis económicas, rescates financieros o conflictos que obligan a los gobiernos a recurrir al endeudamiento. Además, factores estructurales como sistemas de pensiones insostenibles o una baja competitividad económica también pueden agravar esta situación.